Estos últimos años hemos sido testigos de una "revolución" que se ha producido en la forma en la que nos expresamos. El lenguaje inclusivo (esto es, procurar que todos los miembros de un colectivo sean tratados por igual desde un punto de vista lingüístico) se ha convertido en el modo más "politiquísimamente" correcto de expresarse, más aún cuando el que se expresa lo hace a través de un medio de comunicación, y aún más si se trata de un político. Porque, una vez más, el lenguaje se ha convertido en una peligrosa arma arrojadiza entre aquellos que aspiran al poder y pretenden desprestigiar a los contrarios que utilizan "Buenas tardes a todos" en lugar de "Buenas tardes a todos y todas".
Una vez realizado este análisis cabe preguntarse algo que, puede que por obvio, nadie se haya preguntado: ¿tiene algo que decir la lingüística sobre los usos correctos del lenguaje inclusivo? Y otra pregunta más: ¿es posible que se haya desvirtuado la definición del mismo para polemizar sobre su uso?
Para responder a estas preguntas, queremos compartir con vosotros este interesantísimo artículo que allá por el 2012 escribió el académico Pedro Álvarez de Miranda en el periódico El País. Su título es "El género no marcado", y desde nuestro punto de vista, esclarece de un modo bastante sutil las dudas que pueda provocar la cuestión que estamos tratando. Difundámoslo y dejemos de maltratar al lenguaje. Hablemos mejor.
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