La misma noche que hace blanquear los mismos árboles.
Nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos.
(Poema 10, Veinte poemas de amor y una canción desesperada)
Pablo Neruda |
Según Octavio Paz, Pablo Neruda (Chile, 1904-1973) es el mejor poeta que ha tenido América. Sin duda, es el gran poeta del amor y de la naturaleza. Es un escritor dilatadísimo y multiforme, por lo que encontramos en su obra una multiplicidad de voces poéticas que se reelaboran constantemente: hay un Neruda del yo, un Neruda del nosotros, un Neruda político, reivindicativo, un Neruda maduro que vuelve a los orígenes… A pesar de que no es posible realizar una clasificación simplista de la obra del poeta chileno, vamos a recorrer, a través de sus obras más significativas, sus etapas más vanguardistas y experimentales.
Primera etapa: Veinte poemas de amor y una canción desesperada.
Ricardo Eliécer Neftalí Reyes Basoalto pasó su infancia en Temuco y comenzó a escribir con 13 años. Pronto empezó a usar el nombre Pablo Neruda, el cual legalizó en 1947. Sus primeras obras, tales como Crepusculario (1923), Veinte poemas de amor y una canción desesperada (1924) o Anillos (1926) tienen una marcada estética modernista, aunque logra ya una gran intensidad. En Veinte poemas de amor y una canción desesperada, la voz poética se confirma a sí misma a través de la figura femenina, la autobiografía amorosa y el paisaje de Temuco. Destaca un profundo ensimismamiento del autor, que quiere llegar a lo más hondo de sí mismo.
Poema 3 (extracto)
Ah vastedad de pinos, rumor de olas quebrándose,
lento juego de luces, campana solitaria,
crepúsculo cayendo en tus ojos, muñeca,
caracola terrestre, en ti la tierra canta!
En ti los ríos cantan y mi alma en ellos huye
como tú lo desees y hacia donde tú quieras.
Segunda etapa: Residencia en la tierra.
Tras el contacto con la intimidad, el poeta persigue la exteriorización. Residencia en la tierra fue publicado inicialmente en 1933 y posteriormente fue ampliado en 1935. Encontramos en esta etapa una poesía impura, deshumanizada, libre de artificios, en la que lo sucio, lo feo y lo vulgar tienen también su lugar. Se trata de una poesía inspirada por una fantasía desbocada.
En la primera Residencia (1925-1931), aún encontramos poemas de amor. El narrador ansía la perpetuidad entre lo caduco, a través del instinto amoroso y de la acción poética. Sin embargo, en la segunda Residencia (1931-1935), la desintegración es radical y el tono es absolutamente desgarrado. Los procedimientos se extreman y la melancolía de la primera etapa se convierte aquí en dolor infinito.
El sentido no se alcanza a través de la imagen racional, sino a través de la intuición, y las incoherencias son frecuentes en los poemas. No obstante, gracias al gran poder de sugerencia de Neruda, estas imágenes inconexas se ordenan intuitivamente durante la lectura. El dolor y la angustia son radicales, y aumentan según el paso del tiempo acaba con todo.
Walking around (extracto)
Sucede que me canso de ser hombre.
Sucede que entro en las sastrerías y en los cines
marchito, impenetrable, como un cisne de fieltro
Navegando en un agua de origen y ceniza.
El olor de las peluquerías me hace llorar a gritos.
Sólo quiero un descanso de piedras o de lana,
sólo quiero no ver establecimientos ni jardines,
ni mercaderías, ni anteojos, ni ascensores.
Sucede que me canso de mis pies y mis uñas
y mi pelo y mi sombra.
Sucede que me canso de ser hombre.
Sin embargo sería delicioso
asustar a un notario con un lirio cortado
o dar muerte a una monja con un golpe de oreja.
En la Tercera Residencia (1947), la poesía del chileno da un giro radical. Cesa el hermetismo que anteriormente lo invadía todo y las imágenes ya no son tan caóticas. A partir de este momento, la claridad ya no abandonará a Neruda.
Tercera etapa: Canto General
El Canto General (1950) incluye el poema “Alturas de Machu Picchu”, en el escritor canta a América y desvela su nuevo credo poético: aspira a recuperar la identidad original a través del pasado, del mundo precolombino, descodificando el silencio de la naturaleza. Lo individual se convierte en algo cósmico, como ocurre en el poemario Altazor de Vicente Huidobro.
Neruda se erige aquí como la voz del pueblo y, una vez abandonados el ensimismamiento y la melancolía, su poesía se caracteriza en este momento por haber adquirido una dimensión social, colectiva.
Alturas de Machu Picchu (Extracto)
Yo te interrogo, sal de los caminos,
muéstrame la cuchara, déjame, arquitectura,
roer con un palito los estambres de piedra,
subir todos los escalones del aire hasta el vacío,
rascar la entraña hasta tocar el hombre.
Macchu Picchu, pusiste
piedra en la piedra, y en la base, harapos?
Carbón sobre carbón, y en el fondo la lágrima?
Fuego en el oro, y en él, temblando el rojo
goterón de la sangre?
Devuélveme el esclavo que enterraste!
No queremos terminar sin mencionar magníficas obras nerudianas como Estravagario, Memorial de Isla Negra o la trilogía Odas elementales. La infatigable creación de imágenes y la vitalidad literaria de su obra le valieron a Pablo Neruda el premio Nobel en 1971.
Para despedirnos, os dejamos una pequeña recomendación: aunque la poesía de Neruda no se encuentre entre vuestras lecturas favoritas, merece mucho la pena ver la película El cartero y Pablo Neruda (Michael Radford, 1994), basada en el libro Ardiente paciencia de Antonio Skármeta. Además de contar con excelentes interpretaciones, es una lección magistral de poesía. ¡Disfrutadla!
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