Gustavo Adolfo Bécquer. |
En cierto modo, las Leyendas de Gustavo Adolfo Bécquer cierran una modalidad narrativa, la del cuento legendario, muy cultivado en los años románticos, pero nunca con el acierto del poeta sevillano. Para él, no hay arte literario si no hay sentidos, ni sensaciones, ni apuntes mentales sobre pasadas percepciones sensoriales, por lo que el término poeta tiene para Bécquer su sentido etimológico de “hacedor, creador”, dios y creador de pequeños mundos literarios.
Gracias a Bécquer y sus Leyendas, un género como el cuento legendario alcanzó sus cotas más altas durante el Romanticismo español. Hoy queremos acercarnos al escritor sevillano que, como veremos a continuación, no dejó de ser poeta ni cuando se dedicó a escribir cuentos.
En el cuento romántico tienden a fundirse varios géneros característicos de la época, como la tradición, la leyenda, la balada, el cuento fantástico o el cuento popular. Lo que el Romanticismo viene a resucitar es la forma de narración breve y lo que a ella aporta es su dignificación literaria. El cuento popular es recogido, revalorizado por los románticos, atentos a la vez a las leyendas y tradiciones del pasado y a los aspectos pintorescos que la sociedad de su tiempo ofrecía a su consideración.
Un ejemplo magnífico de lo dicho anteriormente, entre otros muchos de igual calidad, es la leyenda "La ajorca de oro". Esta leyenda becqueriana apareció publicada por primera vez en el año 1861 en la revista "El Contemporáneo". En ella, introduce Bécquer un motivo que ha de repetir en otras leyendas suyas, el de la mujer de hermosura diabólica que, en este caso, inducirá a su enamorado a que robe una ajorca de la Virgen del Sagrario en Toledo. La breve leyenda está dividida en tres secuencias de desigual extensión. La arquitectura del cuento está claramente estructurada en un orden creciente, y cada una de las secuencias coincide, desde el punto de vista del discurso, con la división tradicional de la estructura en presentación, nudo y desenlace. El relato posee cierta organización poemática si tenemos en cuenta que se insiste en una determinada tonalidad emocional y en ciertas repeticiones textuales casi como si fuesen versos temáticos o estribillos.
Las leyendas becquerianas suponen un punto y aparte, un mundo literario distinto de excepcional calidad, no desvinculable de la historia interna del cuento. Representan el triunfo del relato en prosa para una temática que, hasta entonces, parecía haber sido relegada al verso, en sus mejores ejemplos: los del Duque de Rivas o Zorrilla. El hecho de que el escritor que consiguió tal triunfo para la prosa narrativa fuera el poeta de las Rimas, parece ejemplificar adecuadamente la relación que puede existir entre la génesis del poema y la del cuento.
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